sábado, 30 de octubre de 2010

Leather Club

 

El agua caliente de la ducha corría con una delicadeza casi exasperante, los pequeños chorros salían de una forma débil, pero para Carlo era lo mas rico del mundo, sentir esas partículas de agua calientes, resbalando por su piel acanelada lentamente lo relajaba, hacia que se le olvide su alrededor, pues cada gota hacia su trabaja en cada rincón de él. Le acariciaba el abdomen, le humectaba los labios le masajeaba la sien... era casi una fuente de placer para él y la amaba, adoraba el agua. A sus 19 años Carlo era el mejor nadador de su equipo, se la pasaba nadando, buceando y haciendo cualquier actividad que involucrara el agua, siempre estaba ahí, su aspecto alto, delgado, y de musculatura marcado lo hacía envidia por muchos y deseado por muchas, pero solo había una, dueña de esos brazos, de las caricias, de los besos y los suspiros. Karla. Karla era una chica delgada cabello largo, lacio y negro que hacia un contraste sublime con sus ojos azules, casi cristalinos y de estatura media pero con una piel tan suave como la seda, sí, era una chica perfecta, solo que tenía un defecto. La traición.

La espuma de jabón empezaba a convertirse en abundante, y empezaba a cubrir la piel de Carlo, su cuello, sus brazos, sus genitales, su pierna... Todo marchaba como un baño cualquiera hasta que alguien interrumpió:

-Teléfono, Carlo- grito una mujer, era su abuela

¿Quién podría ser? Pensó, por un instante creyó que era alguien del equipo de natación.

-Es, Karla- volvió a gritar la mujer

Karla! murmullo,

-Dile que no estoy- grito Carlo

Se apresuró a enjuagarse la espuma, quería salir del baño, se empezó a secar y de repente se miro en el espejo, se observo detenidamente y se pregunto ¿Por qué?, ¿Qué hice mal?, le salió una lagrima, quiso llorar tal vez de coraje, de tristeza, pero se aguanto, se seco las lagrimas y salió como un rayo, quería salir de la casa, porque la traición llegaría en cualquier momento.

Se vistió rápidamente, quería salir antes de que ella llegara a la casa, simplemente la quería evitar, tenía un coraje contra ella que quien sabe que sucedería si se la llegara a encontrar.

-abuela saldré un rato- dijo él.

-¿todo marcha bien querido?- pregunto con un poco de preocupación.

Si, no te preocupes- con una sonrisa fingida, y le planto un beso en la mejilla.

Carlo salió de la casa, no tenía idea a donde ir. ¿El centro comercial?, ¿el sport bar? , pensó. Era un momento en el que no pensaba con claridad, pues las imágenes de Karla desnuda, siendo penetrada por un tipo llenaban sus pensamientos, eran aterradores y quería liberarse de ellos. No supo a donde ir, por lo que mejor se limito a caminar, tratar de aclarar su mente y cuando llegue el momento, hablar con Karla .Pero como si fuera una invocación, ella apareció.

-Tenemos que hablar- dijo ella, mirándolo a distancia.

-Tú y yo no tenemos nada de qué hablar- respondió, de un modo tan descortés.

-Claro que si, se suficiente hombre para decirme que ya no quieres seguir conmigo- respondió con tono seco ella.

Ese comentario encendió más a Carlo, si algo tenia Karla era carácter, a pesar de ser una chica dulce, tenía una carácter brutal, quizás fuerte como el de él y quizá por eso el salía con ella.

-Y tú tienes la valentía de verme a la cara después de revolcarte con Daren?- respondió encolerizado

-Al menos tengo la capacidad de reconocer mis errores, quizás algo de lo que deberías aprender.- dijo ella enfurecida, sin embargo reacciono ante semejantes palabras hirientes que acababa de decir, y más tranquila continuó - mira, tenemos que aclarar todo, no creo que sea adecuado hacerlo en un lugar público, ¿vamos a tu casa?-

El comentario que hizo ella dejo un poco en shock a Carlo, se encontraba estático en la acera, sin embargo las manos cálidas de Karla sobre su hombro lo hicieron reaccionar.

-Siento haberte dicho eso, pero en realidad es importante para mi aclarar esto, y ya después de esto podrás decidir. Entonces a donde vamos, ¿a tu casa?-

-No, en mi casa no, está mi abuela, ¿porque no vamos a la tuya?-

-Está bien, creo que ya no estará Samantha en la casa.-

El camino a casa de Karla fue tenso, ambos permanecieron callados, quizás cada uno reflexionaban acerca de lo que dirían, de lo que se reprocharían, pero nadie se atrevía a romper el hielo de aquella atmosfera hasta que finalmente Karla habló

-al parecer no hay nadie, no veo el auto.- Abrió la puerta, y entro, estaba vacía la casa, no se hallaba en verdad nadie.

Ambos se sentaron en los muebles, estaban tensos, nadie decía nada y solo se limitaban a verse, frente a frente. Finalmente Karla, como siempre, en asuntos sentimentales ella fue quien hablo primero.

-Antes que nada, quiero pedirte perdón por lo que dije ahí afuera, no me controle.- miro a Carlo, quien permanecía estoico, y sin decir ni una sola palabra, y continuo ella.

-Quiero decirte que lo siento, el haberme acostado con Daren no fue nada especial, simplemente...

-Simplemente te hizo el amor mejor que yo ¿No?- intervino el con rabia.

-No se trata de eso, si en realidad quieres saberlo te lo diré.- replico casi perdiendo la calma. - me hizo el amor como nunca, me trato como a una verdadera chica, como a una mujer, me acaricio, me susurro palabras lindas al oído, me hizo sentirme deseada, me sentí como nunca, como solías hacerlo...

Carlo perdió un poco la compostura, se dio cuenta en la realidad que había caído, y en verdad era cierto, tras entra al equipo de natación se había vuelto más competitivo, mas autosuficiente, y de cierto modo más insensible.

Karla se levanto y empezó a caminar en dirección de Carlo, con la cara hacia abajo y se agacho delante de él, y al alzar la mirada él se dio cuenta que ella empezaba a llorar, le sorprendió mucho, nunca la había visto en semejante situación, siempre estaba con un temple tan serio o feliz, pero nunca, nunca la había visto ver derramar una lagrima y comprendió lo mucho que ella lo amaba.

Ella se froto los ojos, quitándose las lagrimas, y prosiguió.

-Quiero de vuelta a ese hombre con quien solo me miraba me enamoraba una y otra vez, con quien solía caminar a quien sabe dónde, ese que era mi cómplice, que se reía como loco conmigo.... Pero sobre todo quiero a ese hombre con quien solía compartir la vida y él lo hacía conmigo.

Aquellas palabras le hicieron un nudo en la garganta a Carlo, le había dado directo a esa parte que detestaba, que era dolorosa y cimbraba hasta mas lo profundo de su ser, ese era el corazón. Quiso él evitarlo, pero no pudo y derramo unas lagrimas, había comprendido el verdadero significado que representaba él en la vida de ella, pero sin embargo no aceptaba el hecho de lo que había hecho ella, y no quería acceder.

-Karla, creo que es tarde, debo marcharme, luego hablamos.- con una voz casi quebradiza, pero firme a la vez. Aquellas palabras de cierto modo la decepcionaron, pero de igual forma comprendió, que su acción pasada fue muy dura para él, y que no seria fácil superarla y recuperar de nuevo el amor de Carlo.

La mañana siguiente resulto un hastió, y aunque no sabía por qué, si el día apenas comenzaba, quiso salir de nuevo de su casa, a diferencia de otras ocasiones lo quería hacer sin decirle a nadie, quería un espacio propio. Rápidamente surgió la idea en el de ir a la exhibición de motos, si algo amaba Carlo eran las actividades que incluyan cierto riesgo, que genere adrenalina, que le aceleren el pulso, y las motos le provocaba eso. Al llegar al lugar se emociono tanto cono si fuera un niño que llega a un parque de diversiones, habían tantos lugares a donde ir y que no sabía dónde empezar, titubeo un poco pero finalmente empezó con las motocicletas Yamaha, la primera que lo impresiono fue una roja, tenía un toque entre elegancia y rudeza, pues a pesar que tenía un aspecto burdo, la pintura, y el acabado le daba un aire novedoso.

Mientras miraba las partes de la moto, sintió una sensación rara, como si alguien lo estuviera observando, y en efecto, así era, a lo lejos cerca de unas Harley Davidson un grupo de sujetos mal encarados, lo miraban, tenían un aspecto de malhechores, con chaquetas de cuero, pantalones negros, lentes oscuros. Uno de ellos en con una sport se empezó a separar del grupo, era alto, de aspecto atlético, pues dejaba al descubierto su bíceps y tríceps bien formados, sin decir que sus pectorales y oblicuos lucían a la perfección en esa sport ajustada. Se empezó a aproximar con cierta cautela, sin dejarlo de mirar con una intensidad, que quizás, Carlo la percibía como amenazadora. “rayos, creo que esta moto pertenece a este matón", "¿no le gusta que la toquen?”, empezó a crear suposiciones sobre el fortachón que se le aproximaba.

-vaya, veo que tienes buen gusto-

-ah? Bueno, es que esa pintura que tiene realmente es excelente.-

-si, trato de ponerle sólo lo mejor.-

- ¿eso quiere decir que es tuya?

-sí, es mi moto favorita, por eso te decia que tienes buen gusto.-IMG_3081MVD

-wow, imagino que te ha costado mucha plata, tenerla así.-

El fortachón veía como se entusiasmaba el chico, tenía un plan para él que no era del todo tan sano."Ha caído" pensó- el fortachón.

-disculpa me presento.- interrumpió

.

- me llamo Jason, aunque mis amigos me conocen como Drago..

Le estrecho la mano con firmeza

- me llamo Carlo-

-mucho gusto Carlo, haber dime..., te gustan las motos?-

- en realidad sí, todo que tenga que ver con actividades extremas.-

"joder, este chico sí que sabe, definitivamente tiene que ser mío" las ideas de Drago empezaban a brotar como agua, sabía desde el momento en que lo vio que tenía ese algo especial, y mientras más sabia de él, lo deseaba mas, sin embargo no sabía si el chico sentía lo mismo.

Carlo, se sentía raro con aquel chico mal encarado, que ahora tenía nombre, Jason, cuando se le aproximo para encenderle la motocicleta, sintió una especie de admiración, no sabía porque, quizás por su forma de actuar o por su físico, pues Jason era muy seguro de lo que hacía, tenía un cuerpo que cualquiera envidiaría, musculoso y a tono con su vestimenta negra, una mirada profunda y penetrante y una voz muy grave. "creo que es sexy" pensó por un momento, pero luego reacciono. "rayos, que estoy diciendo, es un hombre" quiso borrar esas ideas absurdas de su mente, y enfocarse más a la moto.

-Bien, quieres dar una vuelta en ella- dijo Drago

- claro, pero no quiero ser negativo, pero tengo miedo de hacerle a algún daño a esa preciosura, con tanta plata que te costo.-

- en ese caso, sube-

-bueno es que...-

Y sin esperárselo, Drago lo tomo de la muñeca y lo jalo hacia él, hasta un punto de estar muy cerca sus caras. Carlo se sintió nervioso, no se esperaba que lo jalaran pero lo que tal vez lo sorprendió fue estar muy cerca de el, a un punto de casi darle un beso.

-no sea una nena, y sube- le susurro Drago, con una mirada fija a sus ojos. Carlo se sintió intimidado, la mirada, la voz, el acto, empezaba a sentir esa sensación de adrenalina y de vergüenza no sabía si repudiarla o de reírse, pero de algo estaba seguro, era de que le llevaría a algo más.

La travesía en moto resultaba algo incomoda para Carlo, pues no sabía de qué hablar con él.

-¿A qué te dedicas Jason?- rompió el hielo.

-bueno, en realidad me dedico a varias cosas, reparo motocicletas, toco con un grupo de rock que tengo y soy entrenador en un gimnasio.-

Algo le llamaba a Carlo de él y no sabía que era, sentía que su presencia le aceleraba el corazón, que estaba punto de romperle el pecho, deseaba no fuera así, pero era inevitable.

-¿Y tu Carlo, a que te dedicas?- hablo Drago

-Tristemente aun soy estudiante de preparatoria, este es mi último año.-

-Vaya, entonces aun eres menor de edad-

Si, ¿por que lo dices?-

-Nada, solo decía, es que…-

-¿Qué quieres decir?-

-Es que bueno me agradaste y quería invitarte a una fiesta en un club a las 9, pero veo que eres menor de edad y como sirven alcohol ahí…-

-¿Cuántos años tienes? Suenas igual que mi abuela-

-Jaja, en realidad tengo 25, y me preocupa que menores ingieran alcohol-

-Si supieras lo que he hecho, te sorprenderías Jason-.

-Ahora resulta que eres un chico malo, si hace rato parecías un polluelo cuando me acercaba a ti

¿Qué? “mierda, se noto entonces” pensó. Quiso negarlo pero sabía que hacerlo podría traerle nuevos problemas.

Regresaron de nuevo al sitio de la exposición, sin embargo, había ya pocas motos, y al momento de detenerse un grupo de chicos vestidos de chaquetas de cuero se les aproximo.

-rayos Drago, como es que te fuiste deberíamos estar ya en el club- le reclamo uno de ellos.

- No te preocupes, aun estamos a tiempo, además creo que el chico nos acompañara, claro si su abuela no lo regaña- dijo Jason en torno burlón

El comentario sorprendió rápidamente a todos los del grupo. Empezaron a mirarse entre sí

.

-¿cómo? Acaso el chico sabe que…- dijo de nuevo el mismo chico

-lo que escuchaste, invite al chico al club, ¿hay algún problema en eso?- respondió Drago, interrumpiendo y tratando de no perder la calma.

El chico rápidamente cambio su semblante, su rostro serio y sin expresión proyectaba un enojo reprimido, sin embargo no respondió de nuevo y simplemente le dio la espalda y se marcho de ahí.

- Creo que será mejor que me vaya- dijo Carlo

-No quiero causar ningún problema…-

-De ninguna manera, además aquí el que decide soy yo y es mi club. Entonces que Carlo ¿iras al club?-

De repente sonó el móvil de Carlo quiso ignorarlo pero insistía, sabia quien era, y quería que dejara de llamar, pero resultaba ser ella tan terca como él. Hasta que finalmente accedió.

-¿Si?- respondió

-Hola, te llamaba para invitarte a cenar, ya sabes donde solíamos ir, hace mucho que no vamos ahí.-

Rápidamente captó la intención de Karla, quería que empezaran de nuevo pero ahora se encontraba en medio de una discusión, una invitación de un club y una cena. Sentía cierta curiosidad por el club, por el misterio que rodeaba y esa sensación extraña que sentía por Jason, pero a la vez, quería recupera de nuevo a su chica.

-¿A qué hora?- pregunto

-¿Te parece bien a las 9?-

Diablos- pensó quería ir a los dos lados pero tenía que optar por uno o por otro pero no tenía el valor de confesarle a Karla que quería ir a un club.

-Me han salido unos planes, pero que te parece mejor a las 10.30., ¿te parece?-

-Claro, no hay problema… y por cierto, te amo, quiero recuperarte cielo. Hasta luego.- y colgó

Carlo quedo callado por un momento, quería poner en orden sus ideas, el comentario que le hizo ella lo habían aturdido un poco, al igual de cómo organizarse e ir a los dos lugares sin sacrificar uno.

-¿Quién te llamo?- interrumpiendo la mente de Carlo

Pensó un momento que decir, no sabia si decir la verdad o inventar algo hasta que dijo.

-amm bueno mi novia, creo, quiero que nos veamos para cenar-

- ya veo, problemas con ella ¿verdad?-

- algo...-

- te recomiendo que vengas al club, te ayudara a distraerte y seguro que te encantara.- y bueno te doy la dirección, y ve vestido con algo de negro son códigos del club. Nos vemos ahí..

Se monto en su moto y le dio una señal a los chicos para que lo siguieran. Vio como se alejaban, liderados por aquel chico. Tuvo curiosidad por el club, ¿Por qué no querían que vaya? ¿Qué es lo que debía de saber?

El misterio que rodeaba la situación, y Drago hacían mas interesante la idea del club por lo que Carlo decidió ir. Tomo una ducha, busco una prenda negra, como Jason había dicho, una camisa y se dirigió al club.

La puerta del local 48B lucia como el de una bodega abandonada. No había señales que fuera un bar, o un club. Toco y una pequeña ventanita se abrió. Unos ojos se asomaron.

-Tarjeta?- le dijo el sujeto que asomaba.

-¿Cómo?- respondió un poco asombrado, no creía que fuese de esos clubes secretos.

- lo siento, si por aquí lo debo de traer. Buscaba entre sus bolsas la tarjeta sin embargo no la hallaba. De repente se abrió la puerta.

-entra, olvide decirte que necesitabas la tarjeta- era Jason, ahora lucia algo excéntrico. Llevaba unos pantalones negros de cuero ajustados, una kazaka del mismo color, y llevaba delineado los ojo, que hacían resaltar sus ojos azules y su mirada lucia más profunda.

- descuida, al menos apareciste.-

Entro, y de inmediato noto que había música adentro, sin embargo le resulto raro la atmosfera del lugar, estaba dividió el edificio pues se encontraba en una parte con una intensa luz blanca, y al fondo se veían luces de colores y murmullos.

-Vaya, no pensé que fuera un club muy concurrido, y para serte sincero, no sabía de este lugar.

- bueno, de hecho no es conocido, y no cualquiera viene a estos lugares, y de eso quiero hablarte.-

Carlo se sintió extrañado, pensó que era un club normal, pero el tono en como él se lo menciono hizo entrarle un cierto temor, pues creía que se trataba de un prostíbulo o algo parecido.

-Es un club de cierto modo... Diferente. Así que si no tas dispuesto a verlo, es mejor que te marches ahora, pero creo que te agradara. - mientras lo miraba de pies a cabeza, haciéndolo sentir incomodo. Le asusto mas en la forma que lo miraba que lo que acaba de decirle se sentía violado con la mirada que le echaba. Algunas chicas se lo habían hecho y de igual manera se sentía, pero esta vez fue algo más extraño. Se pregunto si era por cómo estaba vestido pues llevaba una camisa negra, desabrochada los 2 primeros mostrando parte de sus pectorales, un collar de cuentas negras y un jeans azul muy oscuro, ceñidos al cuerpo y con cabello algo desalineado. Quiso pensar otra cosa de Jason pero el momento y las circunstancias se lo confirmaban pero resultaba contradictorio. "parece gay... Pero no actúa como la típica loca" “¿acaso es producto de mi imaginación?” Pensó, ¿ Acaso me atrae ese halo de misterio que lo envuelve, entre lo hetero y lo gay?. Tenía miedo de encontrarse algo que no pueda soportar... Pero luego pensó “¿que más puede ser?””¿ No creo que sean asesinos?”. Trago saliva y finalmente dijo

-para nada, creo soportarlo que más puede haber aquí?. -

Jason le dio una sonrisa y lo empezó a conducir hacia la otra sección del club y le puso su brazo sobre su hombro acercándolo hacia él. Sentir aquellos brazos le hacían acelerar su corazón, no comprendía si era por lo que estaba a punto de ver o si era por quien estaba poniéndole los brazos.

El ver muchos hombre besándose, jugando billar, en ropas de cuero, con collares de espinas, semi desnudos, con arneses en el pecho y ropas poco convencionales hizo que quede estático. Ahora comprendía. Era un club gay. Pero no cualquiera.

- ¿a qué lugar me has traído?- le pregunto furioso a Jason

- ¿qué tipo de club ves?- respondió con cierto sarcasmo- no creo que sea un club de estudio.- dándole una sonrisa

Carlo se sentía engañado, y veía con algo repudio a los asistentes, unos salían de unos cuartos del fondo del espacio aquel, otros entraban, unos llevaban uniformes de militares y de policías, otros usaba ropa con objetos y artilugios raros para él, besos, caricias, cadenas era demasiadas imágenes para procesar. Sintió un repudio casi instantáneo al ver como un hombre semi desnudo con un antifaz ciego, un collar grueso de piel, y encadenado a través de él, siendo conducido por un hombre alto, musculoso y rapado con una barba de candado, llevaba un fuste negro, unos pantalones negros de cuero como de muchos de los asistentes y con un arnés de pecho y cintas cruzadas a través de sus pectorales y que le rodeaban la espalda.

-¡Que abominación es esta!

-¿Disculpa?- dijo Jason sorprendido

-¡Son unos enfermos los de este club!- replico de nuevo Carlo – es que no puedo creerlo.

-Quieres calmarte- te comportas como una niñita- como si no supieras de la existencia de los gays-

-Claro que sí, pero no concebía hasta qué grado de enfermedad- con la voz subida de tono, a tal grado que todo los asistentes de ahí lo miraron con cierto desprecio. La reacción de Carlo enojo mucho a Drago, y sorpresivamente lo tomo por la camisa y lo jalo con tanta fuerza, que Carlo se sintió como una hoja de papel siendo arrasada por un fuerte viento, y lo condujo hacia una habitación cerca.

-Mira niñito, yo no te obligue a venir, así que tú lo decidiste, y no vengas a gritar en mi club.-

-Suéltame asqueroso maricon!, - gritó con repudio a Drago, empujándolo con fuerza, haciendo que se estrelle contra la pared. Drago sintió un enojo, nadie lo había desafiado, y menos en su club ni un supuesto “sumiso” al que anhelaba entrenar, pero de igual manera sintió una excitación, la adrenalina de una pelea, combinado con el enojo hacia que Drago empezara a ganar una erección, haciéndola resaltarla en sus pantalones de cuero.

Se rió internamente, sabía que el chico estaba asustado, y en parte tenía razón, no había sido claro en sus intensiones y mucho menos de lo que se trataba el bar, pero era parte de su ser de Drago, no solía ser perverso, pero aquel chico le había despertado sensaciones tan bajas que sentía que se merecía lo más bajo y despreciable de su ser. Pero a la vez quería empezar el juego interno de amo- sumiso.

-Con que soy un maricon eh?- respondió – con esa mirada tan penetrante y profunda que lo caracterizaba

Se aproximo, con cautela, quería probar de que era capaz el chico. Pero reacciono de una forma inesperada. Corrió hacia una esquina de la habitación como intentando ocultarse. Se aproximo hacia él y, estando cerca de él, éste le soltó un golpe en el estomago.

-Aléjate de mi asquerosa marica – preparándose para darle un golpe de nuevo, pero Drago lo tomo de sorpresa, sujetándolo por el antebrazo, haciéndole girar y doblándosela por la espalda y apoyándolo contra la pared, aplicándole claramente una llave.

-Ahora veremos quién es el gay.- susurrándoselo al oído.

Carlo luchaba por soltarse, pero era inútil, a pesar que tenía fuerza, era imposible moverse en tal situación y claramente Jason era más grande y fuerte que el.

-Te recomiendo que no te muevas más, o te podrá ir peor- advirtió Drago con tono burlón.

-¿O si no que? ¿me vas a follar por el culo?-

Drago soltó una carcajada, en verdad ese chico era tan testarudo como pensaba, y eso le excitaba aun más, quería fallárselo hasta que pidiera clemencia, pero se controlo.

-Ya quisieras, guapo, pero eso, se lo tienen que ganar.-

y empezó a abrirle las piernas con sus pies, el se empezó a mover con brusquedad para zafarse, pero fue sometido de nueva cuenta por Drago.

-Más vale que te tranquilices o atente a las consecuencias- advirtió.

Pero la advertencia fue omitida, Carlo se esforzaba cada vez más por soltarse pero sucedió lo inesperado.

Jason le doblo, el brazo al chico que éste sintió que casi se lo rompía, y soltó un grito de dolor, disminuyendo su fuerza, lo que hizo que Drago entrara en acción. Se encimo junto a él, sintiéndose los cuerpos de ambos.

Carlo quería moverse pero ahora con el dolor de su brazo y el cuerpo encima de él ahora era en vano.

La respiración de Drago sobre la oreja de él hacían que su piel se estremeciera, quería no sentirlo, pero era inevitable, sentía sus músculos sobre su espalda, sentir su miembro rozar sus glúteos era… ¡agradable!. Quiso borrar esa sensación de su cuerpo, pero su mente le decía que era asqueroso, ridículamente homosexual. Cerro por un instante los ojos para que cuando los abriera se diera cuenta que era una terrible pesadilla, producto de su mente, pero no fue así.

La mano de Drago empezó a acariciar la cabeza de Carlo, empezó a sumergir sus dedos sobre su pequeña melena ondulada, para darle un ligero tirón, sintió rico, lo admitía nunca pensó que ese jugueteo de desafiante le resultara gratificante, de nueva cuenta, quiso negarlo.

Las manos descendieron a su cuello, empezándole a deslizar suave y delicadamente el dedo índice a través de él, las llenas de sus dedos empezaban a despertarle sensaciones tan raras y deliciosas que apenas soporto, sintiendo una incipiente descarga eléctrica, que corría a su cabeza. Era indicios de una erección.

La mano fue descendiendo, y empezó a desabrocharle con una sorprendente avidezleather los botones de su camisa, de tal modo que hasta el propio Jason se sorprendió. La mano grande y áspera de Jason recorrió cada centímetro de ese pecho, musculoso no tanto como el suyo pero muy tonificado y liso, sintió como el corazón de Carlo latía, tan fuerte que pensó que se saldría de su lugar. Carlo no daba crédito a lo que le estaban haciendo. Quería gritar, se sentía sometido por un hombre mayor se sentía de un modo violado, aunque era vergonzosamente agradable.

El jugueteo con su pezones le provoco un primer aviso a su pene, estaba ahora ya semi erecto, sintió como creció de repente entre sus pantalones, se sentía avergonzado, aquel amigo suyo había respondió, tan rápido, que hasta ese momento nadie, ni una chica se lo había hecho.

Las amplias manos de Jason hacían un buen trabajo, lo sabía perfectamente, en el taller de motos quedaban a la perfección los trabajos que hacía, en el gym, tenía buen agarre con las mancuernas y otros aparatos… pero donde se llevaba un 10 era en asuntos más allá de la simple actividad cotidiana. Era indiscutiblemente un buen practicante del onanismo, y más si era hacia otra persona.

Sus manos descendieron con tal sutileza, que empezaban a provocarle una sensación de excitación incontrolable, Carlo se estremecía, sabía hacia donde se dirigían, quiso que no fuera verdad, que solo fuese un desafío de ese imbécil. Pero el clic de su cinturón hizo caer a la realidad. Le estaba desabrochando el pantalón. No sabía qué hacer, aunque en realidad no podía hacer nada, se sentía al borde de desfallecer, los limites ya estaban sobrepasándose, era demasiado para él. El pantalón callo con tanta facilidad que parecía que era cómplice de Drago, su mano empezó a descender y toco su pene, que se hincho casi a reacción, era embarazoso para Carlo, se sentía tan apenado que solo quiso esconderse como un niño pequeño.

- Y bien, dime ahora quien es el gay?- susurro Jason al oído de Carlo.

Carlo se sentía avergonzado, tenía la razón Jason, ¿quien era ahora el maricon?, pero aun estaba esa resistencia tan terca y necia en su mente. No es correcto. Pensó de nuevo. Las manos se movían tan lentas, que resultaba tan letales pues empezaba a tomarle la cabeza de su pene, su largo tronco, llegando hasta la base. Estaba tan duro como una barra de hierro, solo que a diferencia de esta, resultaba caliente y palpitante. Ahora estaba extremadamente dura. Drago saco intempestivamente su mano de entre sus bóxers, y por un momento Carlo pensó que aquel jugueteo había acabado. Sin embargo intentando ver que hacia Drago con su mano, visualizo apenas un pequeño recipiente, no veía bien, pues aun estaba sometido vio como lo presionó tan hábil con una sola mano y salió una especie de gel.

Las manos de Jason regresaron a el lugar donde estaba, y comprobó ahora Carlo de lo que se trataba el gel. Era lubricante. El primer contacto del gel con su miembro le resulto frio, sin embargo el proceder de la mano de Jason fue sorprendente. Lo estaba empezando a masturbar. Sus dedos se deslizaban de la cabeza hasta la base con una maestría que quedo Carlo sin aliento. En realidad lo hacía tan bien. Era repugnantemente rico. Se sentía por una parte, que él mismo se la jalaba, sabia donde llegar, como mover los dedos como abarcar su glande, solo que con una diferencia, la mano en cuestión era ajena a las respuestas que él quisiera dar.

Cada tirón que le proporcionaban hacia que sus pelotas se contrajeran más hacia su pene, sentía rico y no podía evitarlo.

-Y bien chico, quien es el gay?- dijo Jason dándole un tirón rápido.

Carlo no podía hablar, se ahogaba en su propio placer, que le resultaba difícil articular alguna palabra pero su mente decía “maldito gay, la jalas tan rico” era difícil ahora negar lo que sentía, ya no podía seguir engañando a su cuerpo, pues hablaba por sí solo.

-No escucho, ¿quién es el gay ahora?- repitió Jason

Carlo volvió a hacer caso omiso a la pregunta, sin embargo los tirones que provocaba Jason eran más rápidos y el jugueteo con el glande le resultaba casi tan alucinante.

-Estoy esperando que lo digas!-grito Jason, a punto de perder la calma.

-Yo…- balbuceo Carlo

-Muy bien, - preciosos, vas bien

Yo.. soy…- y Soltó un jadeo, era inevitable poder hablar para Carlo, sabía que era lo que tenía que decir, y quizás, si lo decía, resultaría la solución para terminar aquel encuentro tan penoso para él.

Las manos de Drago se seguían moviendo con tanta avidez que ni siquiera mostraban signos de fatiga, sin en cambio, Carlo estaba a punto de la explosión, sabía que si no se apuraba a seguirle el juego, podría acarrear una bochornosa consecuencia.

-Yo soy…- dijo controlándose

Jason lo observo directamente los labios de Carlo, se había detenido, justo en el momento en el que si no, se corría Carlo

-Yo soy gay- dijo al fin, con una voz muy baja.

-Lo siento, pero no lo escuche bien, repítelo, y fuerte- le reclamo

-Yo soy gay!-

Lo sabia – le mostro una sonrisa, y se aparto de él, incorporándose de inmediato Carlo, sin embargo su mano se movió tan hábilmente que ingresaron por la ropa interior del chico, y le empezó a jalarle el miembro, se acerco rápidamente y lo beso, que casi al instante eyaculo Carlo, no pudo contenerse, y gruño un pequeño sonido entre los labios de Drago, sintió que en su venida el mismo se proyectaba, su vista se le nublo, su descarga le parecía que duro horas, sin embargo fueron segundos tan extraños, vergonzosos y placenteros que jamás en su vida había experimentado, había sido masturbado por otro chico.

-Vaya, si que te corriste, y demasiado- con una sonrisa, mirando el liquido de Carlo sobre su pantalón.

Carlo no creía lo que acababa de suceder, y simplemente se desplomo de rodillas en el suelo, no reaccionaba y no daba crédito de la situación.

.Estuviste increíble, continuo Jason mientras se limpiaba, - en verdad serias un sumiso muy bueno, serias mi favorito. Lo miro en el suelo, sabía que no estaba del todo bien, pero no quiso presionarlo más y dijo

- me tengo que ir, mañana tengo que aplicar unas rutinas a unos nuevos clientes del gym, creo que ya conoces la salida.- Y simplemente se marcho, cerrando la puerta de la habitación.

Miró Carlo su reloj; marcaban la 1 a.m: ¡demonios!- pensó. Había olvidado la cita que tenia con Karla era demasiado tarde para llamarla, pero en realidad ya no importaba. Lo que realmente quería comprender era sobre el asunto entre él y Jason. ¿Que fue ese acto de onanismo?, que quiso decir con ¿serias mi sumiso favorito?.

Acostado en su cama, intentando conciliar el sueño se preguntaba sobre su sexualidad, empezaba a dudar si en verdad le gustaban los hombres, o aun le gustaba las mujeres, ¿o eran ambos?, o ¿por qué entonces tuvo un orgasmo sin igual?, si bien él ya había tenido sexo con otras chicas, de diferentes formas y posiciones, nunca había alcanzado semejante clímax, y menos por medio de una masturbación, que no fuese hecho por el mismo. Quizás ahí radicaba la respuestas, ambos eran hombres, sabían de que se trataba, ambos sabían cómo tocar, estimular y maximizar el placer, su propio placer… pero de igual forma, el de otro hombre.

Quería imaginarse vaginas, pezones, senos, mujeres en poses provocativas, escenas de pornos que había visto pero nada era igual, no lograba esa erección, y ahora no podía pensar más que en ese ser tan macho y homosexual a la vez. Sintió una ira que quiso llorar, el coraje era fuerte, era tan irracional como la propia existencia de vida extraterrestre.

El desprecio por haberse dejado, por haber sentido placer en manos de otro chico y prácticamente ser violado lo hacían enojarse aun más.

Era las 7 a.m , y Carlo abrió los ojos, los sintió hinchados, había estado llorando de coraje que no se dio cuenta a qué hora se durmió. Era temprano, y aun tenia sueño. Sin embargo sus ideas se lograron aclarar como un rompecabezas, perfectamente embonando una con otra. Había tomado una decisión.

Logro vestirse de nuevo, con la misma ropa, y cerciorándose que no haya aún despertado su abuela, bajó por las escaleras. Se dirigió a la cocina y abrió uno de los cajones, ahí se encontraba una docena de cuchillos, de todos tamaños y formas, se miro a través de uno de ellos el reflejo era casi perfecto el brillo era casi sublime. Tomo uno de tamaño mediano y probo el filo, lo paso ligeramente por su dedo y le empezó a brotar una pequeña gota de sangre. “es perfecto”- pensó. Lo guardo entre su camiseta y el cinturón de su pantalón y se aseguro que no se viera ni se pudiera caer.

Sabía que no conocía la dirección del gym donde trabaja, pero de igual forma era una mentira eso de que tenía que trabajar temprano. Saco la tarjeta y la miro por unos instantes. Tenía una corazonada, algo le decía que ahí se encontraba Jason, y si ahí estaría llevaría a cabo el plan. Sintió un ligero miedo al pensarlo pero solo así podría acabar con ese tormento, “quizás sea la única solución”- pensó. Y si, solo así se acabaría todo.

Llego al lugar, de dia no lucia tan tétrico como resultaba serlo de noche, incluso era una zona muy transitada. Observo intentando encontrar algunos indicios de que estuviera Jason. Y sí, el se encontraba ahí. Estaba la motocicleta roja muy cerca de la puerta. Se aproximo con determinación, y al momento de sujetar el pomo de la puerta, se dio cuenta que estaba sin seguro.” Era perfecto”.

Entró y miro con extrañeza el lugar, ahora, con la luz del día, con la mente un poco fría podría apreciar la decoración del recinto, tenia cadenas, posters de hombres con artículos de bdsm, algunos desnudos, con otros sujetos acariciándose de una forma tan sensual y provocativa.

-¡Hey tu!, que haces aquí!- grito una voz masculina al fondo

-Quiero hablar con Jason o Drago, o quien quiera que se llame.-

-No puedes estar aquí- le repitió el hombre

-Se que está aquí, he visto su motocicleta ahí afuera- respondió Carlo un poco alterado.

Se dirigió intempestivamente a uno de los cuartos que estaban cerca de él, quería cersiorarse que fuses verdad lo que el hombre le había dicho, la primera puerta y nada. Se dirigió al cuarto de enfrente y tampoco. Corrió hacia una y estaba vacia. El hombre quiso prevenir que entre a la siguiente puerta, y ahí esta Jason, agachado, dejando en el suelo una barra de una lámpara de barra.

-A ti te quería ver maldito- le reprocho Carlo

-Lo siento, Drago, quise evitar que entre- dijo el hombre, disculpándose

-No te preocupes Robert, puedes dejarnos yo me encargo- mientras se incorporaba del suelo

-¿Qué haces aquí Carlo?-

-¡Tu!, maldito violador, por tu causa estoy hecho un manojo de dudas y sentimientos-

Jason se noto un poco sorprendido, nunca había pensado que lo ocurrido en la noche fuese tan fuerte para Carlo. Pues él en realidad se notaba furioso.

-tranquilízate hombre, más vale que te calmes, toma asiento ¿quieres?- dijo Jason tratando de controlar la situación. Se aproximo a Carlo tratando de darle una leve palmadita pero simplemente fue recibido con un empujón tan fuerte, que se impacto su espalda con la pared, siendo sometido por Carlo con el antebrazo en la garganta.

-Y dime ahora ¿quién es el sometido?- dijo Carlo con tono burlón. Saco el cuchillo que tenía escondido y se lo paso por la vista de Jason, podía verse su miedo en el reflejo. Jason sabía ahora que la noche anterior había sido una mala idea y que las consecuencias estaban por llegar.

-Te traje un regalito, chico rudo- dijo sarcásticamente y continuo- como se que te gustan las cosas de cuero y cadenas y todo eso, me supuse que igual te gustan los cuchillos.

Jason empezaba a sudar frio, sabía que ese cuchillo, junto con el poseedor de ella tenía algo planeado y no era precisamente algo agradable.

Carlo empezó a mirar el cuchillo con una sutileza diabólica, que cualquiera que conociera a Carlo se sorprendería. Y se lo puso muy cerca del cuello.

-Sabes, este cuchillo es muy filoso, lo probe antes de traerlo.-

-Sería una pena que te cortara la yugular, porque caerías al instante y apenas balbucearías, morirías al instante desangrado, morirías peor que un perro.-

El corazón de Jason empezaba a latir tan rápido, se sentía, con miedo, y es que si de miedo se trataba, él era el ideal, todos, absolutamente todos los que lo conocían, decían que el inspiraba miedo con esa mirada penetrante y con esa seguridad con la que se manejaba que daba la impresión de ser un malhechor pero ahora, había alguien que en verdad lo superaba.

Los ojos de Carlo mostraban una perversa satisfacción y gozo, disfrutaba ver el miedo que emanaba el chico gay. Aparto de la garganta el cuchillo y lo puso en el cuello de la kazaka que llevaba, la deslizo cortándola tan fácil, sin resistencia de la tela, dejando al descubierto todo el pecho de Jason.

- Vaya, tengo que admitir que tienes buena musculatura, se nota que el gym si funciona contigo.

Y en realidad lo era, mejor de cómo se imaginaba pues tenía los pectorales, los oblicuos tan marcados y perfectos, eran años de trabajo y esfuerzo, y ahora estaban humedecidos de sudor, de un sudor de miedo y que en cualquier instante pasaría ser alimento de gusanos.

Paso la punta fría del cuchillo contorneando cada relieve de los músculos, sin embargo Jason ya no podía mas, era tan patético ser sometido por un chico mucho menor que él por lo que intento levantarse de un golpe.

-Ni lo intentes,- le susurro Carlo- y le presiono más el antebrazo sobre su garganta.

-Me … estas… asfixiando.- dijo Jason con dificultad.

-Seria de lo que menos te debería de preocupar, hay cosas peores… como por ejemplo… que un cuchillo te atravesara por completo las víceras.-

Carlo lo miro con cara inexpresiva, mientras veía la cara de miedo de Jason y se hecho a reír. Le pareció diabólica a Jason,

-Deberías de matarme ya!, si es lo que estas buscando! -Grito con voz entrecortada

-Ahora entiendo… ahora se por qué los asesinos, disfrutan tanto matar a sus víctimas… ponen una cara tan patética que causa placer.-

-Matame mal….- pero se detuvo Jason, había puesto la parte plana del cuchillo en su boca Carlo impidiéndole musitar, y después la deslizo en su mejilla, provocándole pequeña cortada provocándole que brotaran gotas de sangre.

-¿Ahora entiendes que te debes de callar?- dijo Carlo regañándolo.

El cuchillo seguía deslizándose en el torso de Jason, hasta que de nueva cuenta le produjo una cortada en el pectoral derecho. Ardiéndole al instante.

-Qué bien se siente torturar a la gente- continuó Carlo- ahora entiendo lo que hacen ustedes los leather.-

Deslizó más abajo el cuchillo y lo coloco en la parte donde se encontraba el botón del pantalón y lo rasgo junto con el bóxer , hasta la altura de la rodilla derecha, y luego hizo lo mismo con la parte izquierda, para luego bajarla con el cuchillo, dejándole expuesto sus genitales.

Se empezó a agachar Carlo, quitándole primero su antebrazo a Jason y dejando el cuchillo a la rectitud del ombligo.

-No intentes hacer algo, o sabes las consecuencias-

Quedo su cara frente al pene flácido, y lo miro por unos instantes y bajo intempestivamente el cuchillo a esa zona, dejándolo muy cerca de la zona del pubis y la base del pene de Jason.

-Sería muy doloroso que te mueras desangrado… pero peor, si te cortaran la verga. ¿no lo crees?-

Jason cerró los ojos, sabía que ese sería su desenlace, la de morir de una forma tan dolorosa y extraña. Se apretó la boca con fuerza mientas sentía como el borde del cuchillo juga sus genitales, en cualquier momento sentiría como le inervarían el pene y los testículos, ahora comprendía que estaba ante un cruel y despiadado asesino homofóbico. Había comprendido que su fin había llegado. Que tarde o temprano el Karma llegaría, y ese momento era ahora.

Sintió como una de sus manos tomo la base de su pene y luego escucho un sonido metálico caer, su mente había deducido que el corte ya estaba hecho, y que ya de nada servía sujetar el instrumento por parte del asesino.

Abrió los ojos y miro el cuchillo lejos, cerca de la puerta y vio a Carlo:

- En realidad Drago, tú serias mi sumiso favorito- y se introdujo el pene a su boca. Jason comprendía ahora todo y se empezó a reír. Todo eso había sido parte de una sesión, ahora Carlo sabía lo que quería y, Jason sabia que ahora tenía un miembro más en el Leather Club.

FIN

6 comentarios:

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  2. waoo muy buena historia y el final sorprendente pense que lo iba a cortar.jajajaja imagine que no iba a aceptar su lado gay.

    con razon la novia lo traiciono.

    Saludos estare pendiente de tus historias.

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  3. Consen!

    de donde sacaste lo perverso!

    jajaj buenisimo hee me encanto!

    insisto kiero mas!! :)

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  4. Primera vez q leo algo tuyo y me dejaste 0.0 !!

    No pensé que iba a pasar eso, creí q lo cortaría.. Con razón la novia lo sentía tan "ausente" xd
    felicitaciones...me saliste bn perverso xd

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  5. Hola Amorcitoooo!!!! lo prometido es deuda, ya lo lei completito y me encanto, mi consen... te luciste.
    Draco es justo como me lo imagine, sexy, fuerte, alto, atletico. Y Carlo me parece lindo, fuerte pero a la vez eso de que salio su lado oscuro me encantoooo... quien lo viera.

    Consen muy buena historia, espero la que sigue, ya no la calientes tantooo, jaja.
    Besitoooosss, hermoso.

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  6. mamma mia! jjaja me dejaste bastante euforica! jajaja..
    pense que lo mataba!! jajaja
    el final si que no lo esperaba jajajaja

    te adorooo

    besitooo

    Mel♥

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